Deporte
Terapia hiperbárica
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El oxígeno (O2) juega un papel importante en la fisiología del ejercicio. Mientras se desarrolla una actividad física intensa, el requerimiento de oxígeno del cuerpo puede aumentar 20 veces, los pulmones aumentan la ventilación alveolar y es así cómo se logra compensar y mantener una buena oxigenación en la sangre para que llegue a todos los rincones del cuerpo, y principalmente, a los órganos y músculos que están involucrados en el ejercicio mismo.

Por esto puede presentarse una hipoxia o falta de oxígeno en músculos y tejidos; y por ende el ejercicio vigoroso puede ser considerado como un episodio hipóxico ya que existe una fuerte demanda de O2.Los principales cambios de la falta de oxígeno crónica en relación con el ejercicio son:

  • Disminución de la saturación arterial de oxigeno afectando el rendimiento cardíaco.
  • Disminución en el flujo de O2 a través de los capilares musculares afectando la potencia de ellos e inhibiendo su recuperación.
  • Elevación de ácido láctico afectando rendimiento y produciendo fatiga.

Al respirar oxígeno 100% puro en un ambiente de presión elevada, por encima de la atmosférica normal como en una cámara hiperbárica, ese oxígeno se disuelve en el plasma (el líquido de la sangre) y puede impregnar todos los tejidos del cuerpo, incluso, difundirse en aquellas zonas con poca vascularización o con vasos demasiados estrechos por donde difícilmente podría pasar un glóbulo rojo. Por tanto, los tejidos recibirán mayor cantidad de oxígeno, sin aumentar el número de glóbulos rojos en la sangre.

Por su parte, el oxígeno es fundamental para la cicatrización de heridas y para consolidación de fracturas; cabe destacar el uso de la OHB en los casos en que la gravedad de la lesión requiera de intervención quirúrgica, ya que el tiempo de cicatrización será mucho menor y como consecuencia su periodo postoperatorio será mucho más reducido, siendo una práctica habitual en deportistas.